Prologo: Una Graduación, un Teatro y la Crónica Inesperada.
Él no iba como cronista. Iba como familia.
El evento era una graduación, la de su cuñada. El lugar: el Teatro de la Ópera de Maracay. Un nombre que resuena con historia, sí, pero esa tarde era, para él, simplemente el escenario de un logro familiar. Quizás esperaba el eco de una gloria pasada, un monumento solemne, o el desafío de un asiento incómodo para su metro ochenta y cinco de estatura.
Pero lo que encontró lo desarmó.
No halló un museo polvoriento, sino un lugar vibrante, rejuvenecido, cómodo, vivo. Salió de allí horas después, no solo con el orgullo de la celebración, sino con una sensación nueva y poderosa: la de un redescubrimiento. La sensación de haber visto, quizás por primera vez, la verdadera alma de su ciudad reflejada en esas paredes restauradas.
Esa revelación es la semilla de este blog.
Lo que sigue en estas páginas no es un simple recuento de datos históricos. Es un paseo, un relato escrito que busca una simbiosis. En las próximas siete entradas, el visitante tejerá su experiencia personal (lo que vio, lo que sintió en esa butaca, la energía del lugar) con los siete pilares que definen a este gigante de Aragua.
La misión es clara: expresar esa epifanía. Pero no desde la distancia de un libro, sino desde la butaca de un espectador sorprendido que sintió el orgullo de Maracay y ahora quiere compartirlo. Acompáñenlo en esta travesía para diseccionar al gigante TOM.
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